¿Cómo tiene que ser mirado un icono? se pregunta la autora. Tiene que ser visto responde en su dimensión històrica y como una obra de arte y, sobre todo, tiene que ser observado sigue la autora en su aspecto contemplativo. Por todo ello, es necesario acercarse a él con un silencio profundo y respetuoso, con la sencillez y el corazón abierto de quien se encuentra delante del misterio sumergiéndose, dejándose comprometer y transformar, acogiendo y irradiando la luz que percibe en él. De hecho, el entusiasmo y la práctica artística de la autora es esta escuela plástica y religiosa, permite que el libro supere con creces unos objetivos meramente descriptivos o técnicos. A la autora no le interesa tanto elaborar una obra formalmente científica o construir un trabajo con unos cánones profesionales, de acuerdo con la convención académica, como expresar las emociones estéticas y espirituales que experimenta ante un icono y edificar, sobre sus sentimientos y su impulso de creación artística, un libro que permita conocer el icono desde todos los puntos de vista, integrados en la dimensión religiosa y trascendente. El lector descubriá una teología y una mística existentes detrás del icono.